domingo, 12 de diciembre de 2010

Bajo el amparo de la Guadalupana, ahora y para siempre


Mis amadísimos hermanos: Paz y bien!!! Os deseo un feliz mes de Diciembre en compañía de Nuestro Señor Jesucristo y su Santísima Madre. Acá en México hoy se ha vivido un día realmente maravilloso, y no es para menos: Todo el país festeja a su Patrona, la siempre santa y bella Virgencita de Guadalupe. Os ruego me disculpen el tiempo que no he publicado, mas debía terminar con los deberes académicos que durante este tiempo han sido bastante duros.

Por acá estoy porque María, nuestra Madre no nos abandona y Ella está pendiente de nosotros a cada hora y a cada minuto, y Ella es la que quiere que esta página salga adelante. Y se que con vuestra ayuda lo podremos lograr. Mis amados hermanos: En esta solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, debemos estar alegres, estar vestidos de fiesta, porque María siempre está a nuestro lado, aunque nosotros no lo sintamos a veces, Ella siempre está con nosotros.

Hoy más que nunca pongámonos bajo su Amparo, imploremos su auxilio mientras recordamos aquellas hermosas palabras que escuchó Juan Diego: No estoy yo aquí que soy tu Madre? Que hermoso es saber que tenemos una Madre que siempre se preocupa por nosotros!!! Si vuestras madres se preocupan por vosotros....con más razón lo hará la Madre del Cielo!!!
Diciembre es época de esperanza, de ilusión, tengamos muy presente a María en este tiempo y recordemos con gran amor ese Sí que permitió que se diera el milagro más grande de la humanidad....El Nacimiento de Nuestro Redentor!!!

Oh Virgen de Guadalupe, ruega por nosotros! Bajo tu amparo Guadalupana nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en nuestras necesidades, antes bien líbranos siempre de todos los peligros oh Virgen siempre gloriosa y bendita. Amén.

Os quiere,
Penélope Barrantes

La Guadalupana, tu madre


El nombre más repetido en las mujeres mexicanas es el de GUADALUPE. Por eso muchas celebran su santo el 12 de Diciembre, fecha en que una mujer vestida de princesa, se le apareció a un natural de esta tierra, a Juan Diego, en la Colina del Tepeyac. Santa María de Guadalupe es el nombre de la celestial Señora. Ella pidió que se construyera un templo, y el templo se construyó. Más aún, hace algunos años se construyó un nuevo santuario más grande y moderno para dar cabida a un número mayor de peregrinos.

Hoy se encuentran muchísimos templos en todo México dedicados a la Virgen de Guadalupe. Casi todas las ciudades tienen el suyo. ¿Para qué pidió un templo? Para que todos nos sintiéramos en su casa cuando fuéramos allí a rezar, para poder decir a cada habitante de nuestro país las mismas palabras que dirigió a Juan Diego: “No temas, ¿no esto yo aquí que soy tu Madre?” Hermosas palabras que nos quiere decir a cada uno todos los días, pero sobre todo en esos días amargos, días de dolor y desesperanza. “No temas, ¿no esto yo aquí que soy tu Madre?...” Tenemos miedo de tantas cosas, miedo de perder la salud, el dinero, a que nos roben, miedo al futuro.

Existe mucho miedo en el ambiente. “No temas...”, nos dice Ella.
El 12 de Diciembre hasta los más duros se ablandan, van de rodillas ante la Guadalupana. Santos y pecadores, borrachos y mujeriegos, quizá hasta le juren a la Virgencita que van a cambiar para siempre, y al día siguiente vuelven a ser los mismos. Pero hicieron el intento, y cualquier intento es bueno. Ella se los toma en cuenta. Después de tantos intentos fallidos, basta que uno de esos esfuerzos de resultado. Yo me pregunto si México sería el mismo si no hubiera intervenido en su historia la Reina del Cielo.

Me impresiona que los mismos inicios de México como nación, interviniera tan amorosamente esa Persona a quién con santo orgullo se le llama “Reina de México”.
En aquel momento era necesaria la ayuda y protección de la Madre de Dios. Hoy es mucho más necesaria. Los males de México son tantos y tan duros que se necesita la ayuda del cielo para remediarlos. Creo que no bastan los buenos políticos y los buenos economistas. ¡Reza, México, a tu Reina!, para que puedas ser liberado de este naufragio.

Esa Reina no ha devaluado su amor a México ni a los mexicanos, hoy los quiere como entonces, pero se necesitan millones de manos alzadas al cielo, millones de rodillas que toquen la tierra rezando, millones de lenguas y corazones que unan su voz y su amor en una oración gigantesca y sonora a la Reina de México, para que venga a auxiliarnos en esta hora difícil.
Para los que tienen fe, hay un faro de esperanza en la Colina del Tepeyac que se llama Santa María de Guadalupe. El tesoro más rico que México y el mundo entero tiene es una tilma sencilla donde la Madre de Dios se pintó a sí misma para que al contemplarla oyéramos todos su dulce mensaje: “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”

Tomado de: http://es.catholic.net/meditaciondehoy/

Reflexión: Con María de Guadalupe, El evangelio de hoy


Lucas 1, 39-48

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor. "Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava".

Reflexión


En el cruce de un camino, en lo alto de una iglesia, en la puerta de la casa, dentro de un coche, en un cuarto, en la pantalla de una computadora, se encuentra la imagen de la Virgen.
De modo especial, encontramos su retrato guadalupano. El milagro de las apariciones en el Tepeyac nos recuerda lo que la Iglesia ha meditado durante siglos: que María está al lado de todos los creyentes, que no nos deja solos, que somos sus hijos, aunque a veces no nos portemos de verdad como cristianos. María, la Madre de Jesús, nos acompaña, nos sonríe, nos alienta en todos los lugares, en cualquier tiempo del año. En el momento del dolor y de la prueba, allí está Ella.

En las alegrías y las esperanzas, allí está Ella. En un encuentro de familia, en la reunión de los amigos, en el trabajo o en la escuela, no puede faltar Ella. En el momento de la agonía, cuando llega la hora de recoger el equipaje para presentarnos ante Dios, María nos asiste y nos da fuerzas como la mejor de las madres.
María es Madre: no puede olvidar a ninguno de sus hijos. Podremos ser malos, podremos vivir como vagabundos, podremos tal vez olvidar o renegar de nuestro nombre de cristianos. Ella continúa con su amor: espera que el rebelde, tarde o temprano, cansado o herido, vuelva a casa. Nos prepara la acogida de la esperanza y del amor: no quiere que le demos explicaciones. Le basta el vernos allí, de nuevo, en familia.

La Iglesia en México, en América, en el mundo entero, tendrá siempre presente un cerro en el que la Virgen nos alentó con su cariño: “¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?” Son palabras que nos unen directamente al Calvario, cuando Cristo, el crucificado, le dijo a María: “He ahí a tu hijo”. Son palabras que nos alivian en las mil aventuras de la vida, en los peligros, en las pruebas, en los fracasos. María nos espera a todos, como a hijos. México estará muy cerca de Dios si sabe conservar, en la fe de cada mexicano, su amor a la Virgen, Nuestra Señora del Tepeyac. Cuando rompamos las fronteras de la muerte y encontremos al Dios de la justicia y del perdón, sentiremos en lo más profundo del corazón el cariño de María de Guadalupe. Un amor fiel, un amor fresco, un amor de Madre, en el tiempo y en la eternidad.

Tomado de: http://es.catholic.net/evangeliodehoy/

NOTICIA: Benedicto XVI: Que la Virgen de Guadalupe aliente esperanza y caridad en Adviento


VATICANO, 12 Dic. 10 / 12:12 pm (ACI)

En su saludo en español al finalizar el rezo del ángelus de hoy en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI hizo votos para que la Virgen de Guadalupa, a quien la Iglesia celebra este domingo 12 de diciembre, anime la esperanza y la caridad en este tiempo de Adviento.

En castellano el Santo Padre saludó con afecto a “los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana. En este tercer domingo de Adviento, la liturgia nos invita con insistencia a la alegría en el Señor”.

“Que la intercesión amorosa de Santa María, que bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, es invocada fervientemente como Madre por los hombres y mujeres del pueblo mexicano y de América Latina, aliente este tiempo de gozo y esperanza y fomente el ineludible ejercicio de la caridad con los más necesitados. Feliz domingo”

En italiano el Papa saludó también a los niños y muchachos de Roma “llegados para la tradicional bendición de los ‘Niños’ para los pesebres. Queridos amigos, cuando pongan al Pequeño en la gruta o en el portal, digan una oración por el Papa y sus intenciones. ¡Gracias!”

Benedicto XVItambién recordó que en la tarde del jueves 16 de diciembre, en la Basílica de San Pedro, “celebraré la Liturgia de las Vísperas con los universitarios de los Ateneos romanos en preparación a la Santa Navidad”.

Tomado de: http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=32103